En nuestro país se ha vivido, como todos sabemos por las historias que cuentan nuestros padres, durante cuarenta años un régimen dictatorial. El franquismo ha afectado a todos los ámbitos de la sociedad, y también al cine. La censura del régimen llegaba a todos los rincones de la sociedad y la industria del cine tuve que sufrir restricciones a la hora de producir películas si deseaban que apareciesen en las carteleras.
Tras la Guerra Civil, cuando todas las producciones tenían la función de evadir a la sociedad o con un fin propagandístico, llegó la dictadura, época en la que un simple beso no tenía cabida en una película. Pero la censura no actuó los cuarenta años que existió en franquismo de la misma manera, la biblioteca virtual Miguel de Cervantes distingue entre cuatro etapas en esta época sobre el cine español: “Una primera etapa puede caracterizarse como ausente de mayores problemas más allá de los inevitables reparos de carácter moral que sufría cualquier filme de la época. La segunda muestra un enfrentamiento entre las pretensiones críticas y testimoniales de Bardem y la postura represiva adoptada por la administración franquista. La tercera es la más dura puesto que a ella pertenecen los dos primeros y únicos filmes del realizador (Los inocentes y Nunca pasa nada) cuyos guiones fueron prohibidos. La última que aquí abordamos, que coincide con la llegada de José María García Escudero a la Dirección General de Cinematografía.”
Hay dos temas fundamentales por los cuales se realiza dicha censura: la política y el sexo. En cuanto al aspecto político se puede llegar a comprender que existiese dicha censura: no podían permitir que las mentes adormecidas ante la falta de libertad que estaban viviendo despertaran y se revelaran contra el régimen. Las producciones cinematográficas estaban al servicio del dictador. Durante esta época no se podía relacionar al cine con la empresa o el beneficio económico, sino como un elemento más del franquismo manipulador de la sociedad. Una vez más se demuestra la importancia y la influencia del cine en la población. Lo inexplicable es la censura en temas sexuales puesto que aunque sea respetable que el régimen se declarara como católico llegaban a unos límites irracionales. De ahí, que la sociedad se encontrara en un punto de represión extrema y tomaran el tema sexual como un auténtico tabú. Ahora, a pesar de que el Estado se declare laico, la religión que predomina en nuestra sociedad es la católica y aunque la Iglesia seguramente se alarme por las escenas más sexuales que aparecen en las películas, no por ello se prohíbe el visionado de las producciones en las salas de los cines. Pero ahí no acaba todo, también se prohibían las películas extranjeras o, en algunas ocasiones, se modificaba la versión para que fuese “apto para los españoles”.
El diciembre del año pasado se cumplió 31 años desde que el 7 de diciembre de 1977 apareciera el decreto que garantizaba la libre producción de películas sin que el hacha de la censura limitara a los productores. Lo que ahora vemos como algo lógico y normal hubo un tiempo que no lo fue.